Cuando el software genera el comportamiento autónomo y el robot aparece como un cachorro vivo, la vida artificial parece viva pero todavía tiene una distancia de las criaturas basadas en el carbono. No nos gusta comer la vida artificial si están hechos de equipo digital o electrónico. El proyecto apunta a extender el formato de la vida artificial de lo digital a lo físico, incluso al compuesto orgánico. La vida artificial en el proyecto se nombra y se forma como un «Pixel», que las personas pueden alimentar y comer. Pixel es una unidad de vida que habita el ecosistema en línea. Puede pertenecer a alguien o puede ser abandonado. Cuando los propietarios deciden matar a su propio Pixel, sale de la pantalla y la impresora de alimentos comienza a imprimir el Pixel comestible en forma de cubo. El gusto se basa en los datos individuales, incluidos el tamaño, el color, el comportamiento y la interacción con el propietario. Cada píxel tiene un sabor único. Una vez que se realiza la impresión, los datos de este Pixel se descartarán. En este momento, el Pixel muerto ya no se mueve en la pantalla, pero está estático en un plato que sirve como alimento. Para digerir la vida artificial, se asimila en nuestros cuerpos proporcionando nutrientes. El tiempo y la energía que ponemos en la vida virtual finalmente regresan a nosotros.
Varios tipos de criaturas nos rodean, pero no las comemos todas, dependiendo de nuestros diferentes apegos. Los agricultores matan a sus animales y no así los dueños de mascotas. ¿Cuál es el papel de los dueños de la vida artificial? Se pide cuidado a los robots de entretenimiento, lo que provoca el amor del propietario. Las mascotas artificiales están marcadas como acompañantes, pero esto no es necesario. El concepto de vida artificial comestible revisa el problema de la relación entre las personas y la vida artificial.
En el proyecto, el ecosistema en línea visualizará la población y la actividad de todos los píxeles. Los píxeles pueden reproducirse y la gente puede distribuir los píxeles mediante el envío. La participación de las personas influirá en el desarrollo del ecosistema. El Pixel doméstico se muestra en una página web separada para que el propietario interactúe. Dado que el Pixel no tiene una apariencia realista, ¿cómo interpretamos el comportamiento de la vida artificial, por experiencia o a priori? Algunas criaturas artificiales aparecen con deseo, emociones, sentimientos que deben ser externalizados y ejecutados por la acción (es decir, movimiento corporal, expresión facial y voz semántica). Para deconstruir las vidas digitales, no son animales ni plantas, sino que son numerosos píxeles. En el proyecto, el código genético y la interacción con el entorno generarán el comportamiento autónomo (es decir, velocidad de movimiento, dirección, área activa y color de un píxel). Cuando la vida artificial ya no tenga la forma de vida familiar, será interesante explorar cómo las personas entienden el comportamiento real y qué tipo de sentimientos emocionales se proyectan en un píxel.
Este proyecto ha ganado el premio de producción Vida 13.2, de la Fundación Telefónica, y ha sido Finalista en IFVA 17 en el Centro de Artes de Hong Kong.
También ha aparecido en la sección «Las próximas ideas» de Ars Electronica.
Comenzó como una colaboración con Fab Lab Barcelona.